Un poco de historia

Antes de comenzar a explicar quiénes somos, tenemos que decir de dónde venimos. Al fin y al cabo, un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro. Esta Red Laical nació como confluencia de dos movimientos laicales que se gestaron durante la primera mitad del 2018 (aunque con ideas y esfuerzos mucho más antiguos): la agrupación "Laicas y Laicos de Concepción" y la "Red Laical de Jóvenes de Concepción", ahora unidos para sumar manos y mentes a los objetivos que veíamos comunes.
Para que esta presentación se vuelva menos densa y más dinámica, iremos entretejiéndola con los hitos que fueron marcando este proceso de construir y soñar juntos que #OtraIglesiaEsPosible. Revisemos, entonces, la historia reciente:

10 de enero de 2015 - Laicos de Osorno se organizaron para hacerle frente a la designación episcopal de Juan Barros. De Osorno a Chile y el mundo, el despertar del laicado vino por amor a la Iglesia y por genuina indignación.

13 de junio de 2015 - Se gestaba el primer Encuentro Nacional de Laicos en Osorno, al cual le sucederían dos encuentros más, en 2016 y 2018. Muchos de los que hoy integran las redes laicales a lo largo de Chile participaron en ellos; Concepción no fue la excepción.

Enero de 2018 - La visita del papa Francisco a Chile estuvo teñida de luces y de sombras, por cuanto daba señales positivas como el pedir perdón por los abusos y la reunión con algunas víctimas, pero también nos encontrábamos con la incómoda presencia de Juan Barros en las actividades y luego la desafortunada declaración: "El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros (...). No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia".

 Mayo-Julio de 2018: Dos organizaciones laicales nacían hacia fines del primer semestre en Concepción. Las tempranas asambleas para jóvenes dieron origen a la Red Laical de Jóvenes, única experiencia a nivel nacional, y el encuentro de Julio en la Parroquia Universitaria comenzaba a dar forma a la organización Laicas y Laicos de Concepción, quienes venían participando de los encuentros en Osorno desde el 2015. Cientos de hermanas y hermanos, desde la imperante necesidad de coherencia personal y eclesial con el Evangelio se organizaban para denunciar los abusos y soñar nuevos caminos de conversión.