Sínodo Laical Chileno Autoconvocado.

¿Qué es un SÍNODO?

Etimológicamente hablando la palabra "sínodo", derivada de los términos griegos syn (que significa "juntos") y “hodos" (que significa “camino”). Expresa la idea de "caminar juntos”.

Lo entendemos como un proceso de escucha y diálogo permanente para una Iglesia de comunidades, que conlleva una acción prolongada en el tiempo.

¿Por qué estamos convocando a un SÍNODO?

Desde nuestras propias reflexiones, animadas por las palabras del Papa Francisco en la “carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile”:

“La Santa Madre Iglesia hoy necesita del Pueblo fiel de Dios, necesita que nos interpele”

“La Iglesia necesita que ustedes saquen el carnet de mayores de edad, espiritualmente mayores, y tengan el coraje de decirnos “esto me gusta”, “este camino me parece que es el que hay que hacer” “esto no va”. Que nos digan lo que sienten y piensan"

Nos hemos sentido interpelados por estas palabras, y ante el contexto actual de nuestra Iglesia, hemos querido convocarnos para celebrar este proceso, el cual consideramos como un legítimo ejercicio de nuestra consagración bautismal y como expresión de nuestra libertad para reflexionar, discernir, dialogar y decidir a la luz del Espíritu, en torno a los temas y problemáticas que dieron origen a la aguda crisis eclesial que estamos experimentando y, así colaborar para que nuestra Iglesia -hoy herida- inicie caminos de reparación concretos y efectivos. 

¿Quién puede participar?

Este es un proceso inclusivo de la diversidad de la Iglesia, participativo y pluralista. No está cerrado a ninguna persona, grupo, movimiento, parroquia, etc.

Todo lo contrario: Se busca un espacio de respeto, en donde todos participen, donde ninguna voz quede fuera, para lograr que las conclusiones reflejen de verdad al laicado de la Iglesia chilena actual.

¿Qué significa este primer encuentro?

Este encuentro es la apertura del proceso SINODAL, el inicio del “caminar juntos”, un hecho histórico -sin precedentes- que marcará un antes y un después en nuestra Iglesia chilena. Es el primer SÍNODO DE LAICOS en la historia de Chile y de la Iglesia Católica.

Por ello es tan importante encontrarnos, escucharnos, reconocernos, abrazarnos, recuperar nuestras confianzas y hacer memoria, contar nuestro caminar, nuestros dolores y esperanzas, compartir cómo hemos llegado hasta aquí.